NUEVA MOVILIDAD

Barcelona y la mirada larga

Mientras la capital catalana se limita a arañar algún carril al coche, París eliminará más de 50.000 plazas de aparcamiento de la vía pública

Un grupo de operarios pintan parte de la calzada de la calle de Rocafort de Barcelona para ampliar el espacio destinado a los peatones, el pasado 2 de julio.  / JOAN CORTADELLAS

Han hecho bien las autoridades municipales al aprovechar la ausencia de tráfico debida al confinamiento para recortar espacio al coche a favor de la gente que va andando o en bicicleta. En la buena dirección pero de manera tímida, encogida, temerosa, estrecha de miras, sin empuje ni liderazgo transformadores. También ha acertado el equipo de gobierno cuando busca consensos amplios para sus proyectos, aunque, como ya es habitual en la política hispánica, las buenas intenciones, en vez de abrir la puerta a negociaciones donde todo el mundo está dispuesto a ceder, suelen ser envoltura del sectarismo y el autoritarismo más impertérritos. El resultado es que los grandes pactos son sustituidos por acuerdos parciales y puntuales que no imprimen rumbo ni transmiten la sensación de estar en marcha hacia la conquista del futuro.