OPINIÓN

Chanquete ha muerto antes de tiempo

Una niña se refresca en el parc de la Creueta, en Barcelona. / MANU MITRU

Iba a ser el mejor verano de nuestra vida. Pero está siendo el más raro, el menos azul. Cuando eres crío, el verano huele a pandilla. Y a bici. A risas, a helado, a sandía, a pipas, a horchata. A cine de verano. A rogarle a tu madre o a tu padre que te deje jugar más tiempo en el patio de la urbanización porque todos tus amigos -los de cada año y los nuevos- siguen ahí.