Sábado 14 de marzo: "España, en alarma". Ese fue el titular de portada de EL PERIÓDICO hace cuatro meses. Quedaban pocas horas para que el estado de alarma se implantara. Entonces, aún creíamos que solo serían 15 días, quizá solo queríamos creerlo. De repente, los planes se doblaron como aviones de papel, prestos a volar lejos de nuestro control. Algunos regresaban en forma de facturas sin pagar, alquileres o hipotecas inasumibles, cuentas imposibles. Aún había actualidad más allá del covid-19. Pero el bicho ya se había enganchado a ella. Inflamándola, como a los cuerpos. El peor rostro de la política gallinácea se alimentó de una pandemia mundial. Las cuitas se vestían de luto, insoportables. La cultura y el deporte contenían el aliento. La economía se preparaba para caer al abismo.
DOS MIRADAS
Aviones de papel
Hace hoy cuatro meses que se decretó el estado de alarma y nos sentíamos protagonistas de una película de ciencia ficción
Panel informativo en una vía rápida de València, el 16 de marzo, primer día laborable tras decretarse el estado de alarma. /
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