Torra ha perdido el miedo a las elecciones

Qum Torra interviene en el pleno monográfico en el Parlament. / ACN / SÍLVIA JARDÍ

Quim Torra ha perdido el miedo a la convocatoria de elecciones. Solo él puede activar una contienda anticipada. A pesar de su resistencia a lo largo de los últimos meses, algunos medios de comunicación apuntan a que podrían celebrarse en octubre aprovechando el efecto emocional del 1-O. Dos serían las razones. La primera: el inicio de clarificación en el espacio posconvergente. Si los de Carles Puigdemont y los de David Bonvehí acaban partiendo peras, mejor tirarse ya plenamente a la campaña electoral aprovechando la ilusión inicial de la creación de un proyecto nuevo (aunque se trate de la enésima refundación del espacio). Y si se acaba no materializando la ruptura (y solo se trata de una guerra de posiciones) o si se rompe pero posteriormente hay alianza electoral (aprovechando el liderazgo del de Waterloo pero también la marca, los espacios electorales y los recursos), tiene sentido poner en funcionamiento la maquinaria electoral para frenar reproches y disputas internas. La segunda razón tiene que ver con la recuperación de una cierta popularidad del presidente durante la gestión de la crisis del coronavirus. Según nos dicen los recientes datos demoscópicos, Torra ha mejorado su valoración durante el periodo de excepcionalidad recientemente vivido. Este hecho puede poner a su formación política en una situación de partida en la carrera electoral mejor que hace unos meses.