Fenómeno cultural

Una campaña para los nuevos lectores

No parece que haya programada ninguna iniciativa de promoción de la lectura, y quizá sea el mejor momento para hacer una de las buenas

Un hombre con mascarilla lee un libro en un parque de Madrid, el pasado 23 de junio. / EUROPA PRESS / EDUARDO PARRA

La idea de que el confinamiento crearía nuevos lectores sonaba más a 'wishful thinking' del sector del libro que a cualquier otra cosa. El razonamiento que se hacía era muy básico: cuando se tiene demasiado tiempo libre, uno se acaba aburriendo, y cuando se aburre, acaba cogiendo un libro. Como de primero de primaria de los años 80 –cuando no había internet en casa y en la tele solo había dos canales– era el razonamiento. Sin embargo, la sorpresa ha sido que sí: el confinamiento ha creado lectores.

Estos días pasan por la librería madres y padres que nos cuentan que a sus hijos adolescentes les ha dado por leer y nos piden libros que no hagan que se les pasen las ganas: "que no les asusten", nos suelen decir. "Ha devorado los 'Harry Potter' de su hermano" o "a mí me gustan mucho los libros de historia; le iba explicando el que estaba leyendo como si fuera una serie y un día le pillé leyendo sola porque quería saber qué pasaba después y yo esa semana no tenía demasiado tiempo para leer".

La siguiente pregunta

"¿Por dónde podría continuar?" es la pregunta que suele seguir a estas explicaciones de progenitores evidentemente orgullosos.

También vienen adultos que han abierto por fin el libro que les regalaron por Navidad, les ha encantado y quieren más libros del mismo autor; o que se han puesto a leer el libro que acababa de dejar su pareja –uno de Harari, en este caso- y que quieren leer más cosas del estilo.

La casualidad (o las condiciones favorables a la propagación o a la extinción del virus, no lo sé) ha hecho que confinamiento y verano, con sus vacaciones, este año vayan seguidos. Ahora mismo no parece que haya programada ninguna campaña de promoción de la lectura, y puede que fuera el mejor momento para hacer una de las buenas (por fin): una que recogiera todas estas aficiones lectoras nuevas y las impulsara de alguna manera. Una, para variar, diseñada después de escuchar a los lectores, a los nuevos, ahora que parece que mucha gente se ha puesto a leer.

Es el momento de dar información práctica que explique por dónde seguir leyendo, a dónde puedes dirigirte para que te expliquen qué títulos hay de fondo, qué escritores se parecen entre ellos y por qué, qué libros son del mismo estilo que ese que tanto te ha gustado.

La realidad, sin embargo, es que las energías se dirigen para otro lado; que lo que sí que hay previsto para este verano, con el Sant Jordi aquel mermado que se hará el 23 de julio, y para el otoño, con una 'rentrée' desesperada que intentará dar salida a todo lo que no ha podido salir antes, es un alud de novedades que no vendrán acompañadas de todas estas explicaciones útiles sino de campañas de promoción que simplemente jugarán a ver quién grita más fuerte: "Comprad este libro; no, comprad mejor este otro".

Y otra vez todo ese ruido que no tendrá en cuenta a qué lectores se dirigirá.