El derribo de las estatuas es la señal de que un régimen colapsa. Los historiadores romanos salpican sus crónicas de estatuas imperiales desmoronadas. Erigidas por la megalomanía del tirano, diseñadas para su gloria personal, no tardan en venirse abajo cuando la mano de hierro queda inerte. Más cerca en el tiempo, nos impresionó la cabeza de bronce del dictador Sadam Hussein arrastrada por las calles de Bagdad en los primeros días de la invasión a Irak. Aquella estatua nos avisaba de que la paz pende a veces de la estatua más horrenda.
REVISIONISMO HISTÓRICO
Lo que queda cuando derribas una estatua
En las imágenes que se reproducen estos días por todo Occidente veo, salvando las distancias, algo de esa amnesia revolucionaria
Varios hombres celebran el derribo de una estatua de Cristóbal Colón en Saint Paul (Minnesota), el 19 de junio. /
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