Editorial

Prudencia en la fase final

El avance a la fase 3 en toda Catalunya confirma la buena actuación a nivel ciudadano e institucional, pero obliga a no bajar la guardia

Un camarero desinfecta la mesa de una terraza, el pasado lunes. / EUROPA PRESS / MARÍA JOSÉ LÓPEZ

No ha sido necesario esperar al fin del estado de alarma, previsto para este domingo, para que toda Catalunya entre, este mismo jueves, en la decisiva fase 3 que, entre otras cosas, prevé la flexibilización de la mayoría de medidas restrictivas y que, especialmente, permite la movilidad en todo el territorio catalán y «una gobernanza plena» de la situación, tal como ha sido definida por el Ejecutivo español. La Generalitat, una vez recuperadas las competencias, tiene prevista la implantación de la llamada 'nueva normalidad' con un diseño propio de la última fase de la emergencia a partir de los criterios racionales ya conocidos (distancias sociales de seguridad, uso de mascarillas, medidas de higiene y protección), pero con un sello propio de la Administración catalana. No será hasta la medianoche del sábado al domingo cuando, de facto, se podrá viajar entre autonomías, pero la entrada de Lleida, Barcelona y el área metropolitana en el último tramo del desconfinamiento representa ciertamente una variación sustancial de las circunstancias en las que hemos vivido estos tres últimos meses.