LA CLAVE

Útiles e inútiles

Los ciudadanos saben bien qué se juegan en este momento crítico. Lo saben extremadamente bien: muchos de ellos lo acaban de perder o están en trance de perderlo

Pelé y Gunnar Ericsson, en 1966.

La amenaza sanitaria afloja después de tres meses estremecedores. Los barceloneses desbordan las playas de la ciudad. ¿Qué empuja a esa marea humana hacia el rompiente urbano del Mediterráneo? Puede haber inconsciencia, quizás insolidaridad. O bien un ansia inaplazable de acabar con esta pesadilla, una urgencia salvífica paradójicamente afín a la de la confesión católica: la sanación subjetiva del mal.