El fútbol ha vuelto en silencio. Sin animación en las gradas, ni insultos a los árbitros, ni apoyo de la afición (de momento). Los jugadores se lamentan y se entiende: el silencio de un estadio vacío debe de ser sobrecogedor. Pero no es más que una manifestación más de esta rara época que estamos viviendo y que ha traído también enseñanzas. Ojalá el silencio sea una de ellas.
LA VIDA TRAS LA PANDEMIA
El silencio y nosotros
Esta rara época que estamos viviendo nos ha traído también enseñanzas y ojalá la ausencia de ruido sea una de ellas
El monasterio de Montserrat el 5 de abril, Domingo de Ramos, completamente vacío por el estado de alarma. /
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