Soluciones urbanísticas

Vivienda asequible para la Barcelona poscovid

En pleno confinamiento, el Gimnàs Social Sant Pau ha reabierto sus puertas a la población vulnerable; mientras se ha anunciado que el polémico edificio construido con contenedores de barco en el Gòtic era uno de los finalistas a los premios FAD

Se trata de una "coincidencia significativa que contiene recetas innovadoras", según argumentan en este artículo los tres arquitectos que firman el premiado proyecto del Gòtic y otros de futuro sobre el gimnasio Sant Pau y sobre la estación de Fontana

Proyecto de Juárez, Giménez y Bravo sobre el gimnasio Sant Pau. / ÁLEX GIMÉNEZ

Pese al confinamiento impuesto por el covid-19, el Gimnàs Social Sant Pau ha vuelto a demostrar su vocación de servicio a los vecinos más vulnerables del Raval. También su capacidad de resistir al desalojo que lo amenaza desde hace años. De la mano de los Servicios Sociales del Ayuntamiento de Barcelona, este equipamiento —privado, pero comunitario— ha reabierto sus puertas para ofrecer, diaria y gratuitamente, 175 raciones de comida caliente, mascarillas, duchas y ropa limpia. En la cola que se forma cada mañana frente al gimnasio, se mezclan personas sin techo con vecinos cuyos ingresos se han visto repentinamente diezmados. Los trabajadores de la cooperativa no solo atienden a los usuarios de forma segura y diligente; también dan prueba de su compromiso social al saludarles por su nombre, bromear con ellos y mantener vivo el calor humano que nos hace personas. Una proximidad empática y espontánea de la que no siempre pueden hacer gala los funcionarios.