Entre las impactantes imágenes de revueltas que llegan de Estados Unidos estos días triunfó la de un manifestante disfrazado de Joker en medio del caos, el fuego, los saqueos y los enfrentamientos con la policía. La película protagonizada por Joaquin Phoenix le ha aportado al clásico villano de Batman un barniz político, contestatario, que ya fue explotado antes por los manifestantes que protestan contra el régimen chino en Hong Kong. El filme de Todd Philips es complejo en el análisis de las raíces, causas y consecuencias de la violencia del Joker y del caos que genera, pero es innegable que la imagen, como icono, funciona como un tiro: los manifestantes enmascarados o maquillados a lo Joker silueteados ante las llamas de una comisaría ardiendo forman una foto imbatible. ¿Quién querría estar del lado de los prohombres de Gotham en esta guerra?
LOS DISTURBIOS RACIALES EN EEUU
El Joker, en la Casa Blanca
En un país roto y radicalizado, Trump apuesta por el caos para ser reelegido
El Joker, en la Casa Blanca. /
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