REESTRUCTURACIÓN ECONÓMICA

Réquiem por la industria catalana

Tras la marcha de Nissan no todo está perdido, hay que acompañar a aquellos sectores que tienen futuro y pelear por la competitividad

Trabajadores de Nissan pegan carteles contra el cierre de la planta de la Zona Franca en el escaparate de un concesionario de la marca en Barcelona, el viernes 29 de mayo. / AP / EMILIO MORENATTI

En 1999, Jordi Pujol fue recibido en Tokio por los emperadores Akihito y Michiko. Eren otros tiempos. Veinte años más tarde, Nissan se va de Catalunya. Es cierto que la decisión de irse obedece a muchos factores, algunos ajenos a nuestra voluntad, pero la merma de Catalunya en el mundo no es baladí. Nadie imagina hoy a Quim Torra siendo recibido por Naruhito y Masako, ni a la alcaldesa de Barcelona acogiéndolos, como hizo Pasqual Maragall en 1995, con sus antecesores, ni al presidente de la Cambra de Comerç de Barcelona desplegando sus relaciones para mediar en el asunto. La zozobra política por la que atraviesan Catalunya y España no es el único factor en la decisión de Nissan, puede incluso que no sea el más importante, pero la bronca y la inestabilidad pesan en las opciones empresariales.