Vamos a salir de esto con demasiado peso en nuestros cuerpos y también demasiado peso en nuestras mentes. Miles y miles de personas han perdido a sus seres queridos. A sus hijos, a sus hermanos o, más probablemente, a sus padres ancianos. No les han podido acompañar ni han podido despedirles. Otros han estado enfermos o lo han estado personas cercanas. Muchos, muchísimos, han perdido su trabajo, han tenido que cerrar sus negocios o no saben si van a conseguir salvarlos. Otros han continuado trabajando 'on line', más horas que antes y con los hijos reclamando su atención. Los niños y los jóvenes han abandonado las escuelas, los institutos y la universidad. Hay quien ha vivido el abismo dramático de los hospitales y quienes han tenido que confinarse solos, completamente solos, entre cuatro paredes.
CONSECUENCIAS DE LA PANDEMIA
La huella en nuestras mentes
El daño psicológico y emocional causado por el covid-19, el confinamiento y la devastadora crisis económica que se nos viene encima resulta hoy incalculable
Una mujer observa a través de la ventana de su vivienda, en la que ha permanecido confinada desde que el Gobierno decretó el estado de alarma, en Ourense, el 19 de abril. /
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