Análisis

Poner una pata al bienestar (que no meterla)

Pablo Iglesias, María Jesús Montero y José Luis Escrivá, en la rueda de prensa del Consejo de Ministros. / DAVID CASTRO

Vista la que será la letra del Decreto de creación de la renta mínima, me pregunto qué opinarán aquellos que inicialmente la proponían: ni renta básica, ni universal, ni de ciudadanía. Más bien mínima, selectiva, que completa otros recursos y solo para la población (hogares) más frágil, en peligro vital. Menos mal, pienso yo, que no se ha consumado lo que hubiera sido una metida de pata, error de los entusiastas, bienintencionados, que proponían algo estructural que hubiera dejado nuestro sistema de protección social patas arriba, insostenible e insolvente: tan infactible como una renta sustancial para todas las edades, incondicionada, sustituyenbndo las ayudas hoy existentes, aplicada tanto para ricos como para pobres, y con la peregrina idea de recuperar a través del IRPF la progresividad fiscal perdida con la medida.