Cuando a la voluntad de contar diferente solo con la finalidad de desmarcarse del Gobierno español se añade una gestión deficiente de los datos por parte del Govern de la Generalitat, el resultado es un desbarajuste descomunal que acaba suscitando serias dudas sobre el control de la pandemia. El viernes pasado, el director de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, que a lo largo de todos estos meses se ha caracterizado en sus intervenciones por una exquisita mano izquierda y paciencia, sorprendió a todos mostrando su profunda “preocupación” por las “incongruencias” en las cifras que trasmiten a diario las autoridades catalanas. Ese día, notificaron 635 fallecimientos de golpe. “Vamos a tener que estar muy pendientes de lo que sucede porque no es baladí que no podamos saber qué está pasando ahora mismo en Catalunya”. Y añadió que, “si no se soluciona este problema en los próximos días, al nivel más alto tendrán que tener las discusiones y las negociaciones necesarias para garantizar la seguridad no solo de todos los catalanes, sino de todos los españoles".
Datos y confianza
La obsesión por llevar la contraria
El desbarajuste descomunal sobre las cifras de fallecidos en Catalunya acaba suscitando serias dudas sobre el control de la pandemia
La ’consellera’ de Salut de la Generalitat, Alba Vergés, en una rueda de prensa. /
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