Hay cambios forzosos y cambios deseados, y nadie debe de pensar que los actuales puedan ser bienvenidos. Esto bastaría para imponer la divisa del 'que me quede como estaba', válida sobre todo, aunque parezca paradoja, para los que menos bien estaban. Si recordamos que ninguno de los vuelcos de la historia ha sido predicho, con la excepción de la Revolución Francesa por Rousseau, aprenderemos a desconfiar, no a menospreciar, a los profetas de las diversas revoluciones de la 'nueva normalidad'. Por si acaso, 'que me quede como estaba'.
Ideas
Apretujados
Experimentamos una necesidad irrefrenable de ritual colectivo, de reír, de llorar, de manifestarnos, de estallar juntos, de contagiarnos de las emociones de desconocidos que tenemos muy cerca
Aspecto del Teatre Grec el año pasado en la noche inaugural del festival de verano de Barcelona . /
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