Después de leer el reportaje de EL PERIODICO sobre la crisis social que se nos viene encima (no, mentira, que ya tenemos entre nosotros: en las colas para obtener alimentos, en la lucha -perdida- para pagar alquileres de habitaciones esqueléticas y realquiladas; en los millones de personas que no pueden hacer frente a las facturas más esenciales, en el paro desbocado), es inevitable pensar que "crisis social" es un sintagma demasiado blando para referirse a un acantilado que nos lleva al caos. Pasar vergüenza por pedir un litro de leche o temblar literalmente ante los recibos o temer la muerte porque no tienes suficiente para las pastillas.
Dos miradas
Ira y uvas
Personas esperan en la cola para recoger los alimentos que reparte la Fundación Madrina de Madrid, el pasado 28 de abril. /
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