El proceso de desescalada comenzó con las provincias, que es una unidad de medida con muy poco glamur, y continuará con las regiones sanitarias, que parece una actitud más lógica, pero que, al fin, choca con el mismo inconveniente de cualquier perímetro: los contornos son líneas que limitan el exterior y el interior, fronteras. En la fase 1 que hoy comienza en varias zonas, las Terres de l’Ebre y el Camp de Tarragona no podrán comunicarse, por ejemplo, y ya volveremos a tener anécdotas de cercanías y lejanías. Ahora, lo que me tiene fascinado de la nueva fase es una normativa que cada día se parece más al contrato de los hermanos Marx.
Hay que respetar las franjas de paseo y deporte, pero comprar en una tienda, tomar una cerveza o quedar con un grupo reducido de amigos serán actividades, según el ministro Illa, "no sometidas a limitaciones horarias". Esto quiere decir que, en cualquier momento del día, quien viva en una fase 1 y lleve calzado deportivo y chándal podrá detenerse en una terraza y pedir una bebida isotónica, pero, si son las seis de la tarde, no podrá levantarse y empezar a correr. Matará el tiempo hasta las ocho para iniciar el circuito.