Dos miradas

Mudanzas

Las imágenes mortuorias tienen una larga tradición icónica, pero también pueden ser vistas -y, de hecho, lo son- como pornografía fúnebre

Operarios entierran en una fosa común a varios fallecidos por el coronavirus, en la isla de Hart (Nueva York). / AP / JOHN MINCHILLO

Sarah Elizabeth Lewis, profesora de Arte en Harvard, se pregunta en el 'New York Times' sobre la ausencia de fotos que "humanicen las estadísticas". De hecho, se refiere a las fotos de los muertos por covid. Quizá no haya que llegar a tales extremos: las imágenes mortuorias tienen una larga tradición icónica (desde la pervivencia del difunto para el recuerdo de la familia hasta composiciones artísticas o patrióticas), pero también pueden ser vistas -y, de hecho, lo son- como pornografía fúnebre. Lewis defiende que "las imágenes nos obligan a enfrentarnos a lo que es indescriptible". Aquí tiene razón.

En su artículo, hay dos fotografías impactantes. Una, captada por un dron, en Hart Island: operarios tapando con tierra los féretros de una fosa común. La otra, en la funeraria de Flushing, también en Nueva York: ataúdes de campaña, ordenados. Una especie de cajas alargadas de cartón grueso, como las de las mudanzas, amorfas, con una corona dibujada y un espacio donde dice "nombre" y donde se escribe el nombre del difunto. En la parte superior del receptáculo anodino, "head". Para saber dónde está la cabeza. Aquí se resume lo que es indescriptible.

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