Reconocimientos

Una cómoda indignación

Hay una inmensa cantidad de colectivos cuyo trabajo diario hemos entendido ahora que es esencial pese a su precariedad en salarios

Dos sanitarias en el patio del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla con mascarillas. / EUROPA PRESS

Los aplausos de las ocho de la tarde también son globales. Como todo lo que nos pasa. La universalidad del comportamiento la hemos descubierto también en los fondos y las formas de la crisis. Una pandemia transversal que está reproduciendo las mismas reacciones por países de manera progresiva y constante. Por eso el mundo es hoy un único marcador de datos y emociones, dolor y comprensión, ciencia, cálculo, expectativas y temor. Una unidad planetaria que contrasta con la particularidad que algunos políticos pretenden imprimir a una causa que se les escapa y a un combate que les puede.