Mal que bien, la calle va siendo nuestra. Eso sí, para la próxima pandemia, dejémonos de molienda y tonterías. Para la próxima pandemia, se hace por sorteo y aquí paz y después muchos a la gloria de Dios. Si nos hacen quedar en casa otra vez, que el que mande se lo gane en una rifa. Si le toca a Pablo Casado, que luche contra el virus con Cayetana Álvarez de Toledo, y si le toca a Quim Torra, que nos salve a todos con la ayuda de la derechona de Flandes.
Es insoportable estar confinados a causa de un virus letal y tener que aguantar el "dame algo" de todas las autonomías y el hedor de muertos exanguinados por el PP y Vox. Parece un 'Supervivientes' de líderes políticos hambrientos de protagonismo, carnaza y desdén. El espectáculo para los confinados es deplorable. Hay algo peor que el encierro, y es que los políticos se pasen el día peleando. No hay forma de tener el más leve síndrome de Estocolmo, oigan.
Ahora todos fintan con dejar a Pedro Sánchez con el culo al aire si se tiene que alargar el estado de alarma. Lo amenazan los que no le han apoyado en ningún momento, como Vox y Junts per Catalunya. Lo amenazan los que, como Esquerra, se han abstenido. Lo amenazan los que han votado a favor como el PNV y lo amenazan los suyos como Javier Lambán. Sánchez, desairado, pues, al ritmo de la danza autonómico-quimérica.
A las ocho aplauden a los sanitarios y luego se tiran al cuello del adversario. Cuánta nobleza.
Luego están algunas televisiones públicas defecando integrismo. TV-3 atribuye el lugar de origen del covid a Madrid, como no podría ser de otra manera. Madrid es, para el mandarinato televisivo de Carles Puigdemont y sus periodistas ventrílocuos, la madre de todas las pandemias. Ni China ni Italia, ni hostias, Madrid: "La crisi de la covid, des del lloc d’origen". Todo viene de lo que dijo aquella señora: "De Madrid al cielo".
El Gobierno de Sánchez se lía y nos lía, de eso no cabe duda. El Gobierno se equivoca en no pocas ocasiones. Pero que algunos saquen petróleo político de la pandemia es de buitres leonados. Paciencia.