Un presidente como Donald Trump, que llama a la rebelión contra el confinamiento en estados con gobernadores demócratas -liberad Michigan, liberad Minnesota y liberad Virginia, tuiteó-, sería capaz de negarse a acatar el resultado de las elecciones presidenciales de noviembre. No hay precedentes más allá de un gobernador republicano de Texas que se parapetó en 1874 en la oficina durante tres días. Hasta ahora era un escenario impensable en EEUU. Con Trump, ya no. Más allá de sus bromas de quedarse 20 años en la Casa Blanca, hay señales peligrosas. Tras ganar en el 2016, acusó de fraude a Hillary Clinton; dijo que millones de personas habían votado ilegalmente. Esta vez está dentro, habría que sacarle del Despacho Oval.
NÓMADAS Y VIAJANTES
Pensando en lo impensable
Los demócratas creen que solo una victoria aplastante en los comicios de noviembre evitará una crisis
Si en otoño hay una segunda ola de covid-19 grave, los republicanos podrían pedir el aplazamiento electoral
El presidente de EEUU, Donald Trump, en la Casa Blanca. /
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