Chequeo

El lucrativo negocio de las mamparas

Se deben pactar ya protocolos para una vuelta segura de la actividad, pero no es tiempo de precipitarse con inversiones inciertas

Cajeros protegidos por mamparas en un supermercado Mercadona de València, el 24 de marzo. / MIGUEL LORENZO

Hay ganas de volver a abrir los negocios. Muchas. El ánimo de las empresas se viene abajo con cada nueva quincena de confinamiento y por eso quieren empezar a prepararse ya, para que en el momento en que se inicie la apertura escalonada de la actividad puedan poner sus negocios a funcionar cuanto antes al máximo rendimiento posible. No habrá un minuto que perder. Hay demasiado tiempo que recuperar. Pero tampoco conviene precipitarse.

Los sectores que tendrán que tomar mayores medidas de seguridad serán aquellos que mantienen relación directa con un amplio número de clientes. El comercio, la hostelería, el ocio y la cultura están ahí. También establecimientos como gimnasios, peluquerías, dentistas, fisioterapeutas y tantos otros donde el contacto físico entre las personas es esencial.

Habrá que tomar medidas que eviten el riesgo de contagio en empleados y clientes; e ir más allá  que eso, si es preciso, para  combatir el miedo y restaurar la confianza. Pero conviene planificar todo ese trayecto con las autoridades. Es necesario que los sectores en diálogo con la administración determinen qué medidas serán las necesarias antes de lanzarse a una inversión precipitada que pueda luego resultar luego inadecuada. Y no vienen tiempos para desperdiciar recursos.

Hay organizaciones de pymes que están advirtiendo de este riesgo. Que están llamando a la sensatez ante la oferta de artilugios, maquinarias o materiales como el metacrilato de las mamparas que se anuncian como  la solución para todo ante una pronta apertura. Mamparas, hasta en la arena de la playa.

El diálogo con la administración debe empezar cuanto antes. El Ministerio de Industria se ha comprometido con el sector turístico a tener listo un plan antes de tres semanas para establecer las pautas higiénico-sanitarias que sirvan para minimizar los riesgos. Ese es el camino, aunque los plazos se antojen largos.

También el comercio ha pedido al  Gobierno negociar las pautas de seguridad. «Conocer estos protocolos permitirá hacer una estimación de desembolso económico», urge la Confederación Española de Comercio.

Los gimnasios han diseñado su propia propuesta: dos metros de distancia entre las personas en las clases colectivas, limitación de aforos y dispensadores de geles sanitarios,  por ejemplo. Hay necesidad de tener las reglas claras cuanto antes, pero hay que ser cautos y no anticipar gastos que pueden acabar no siendo obligatorios aunque, a buen seguro, siempre servirán para combatir miedos iniciales.

Se trata de replicar lo que ya ha funcionado en el comercio de la alimentación, dice Foment del Treball, dónde el diálogo entre sector y administración ha permitido aplicar unas reglas necesarias pero no excesivas.

En el recuerdo de la hostelería está grabado el periplo de inversiones fallidas en las que se vieron enredados los establecimientos cuando se regularon los espacios libres de humos. Mucho gasto en separar espacios y en mamparas para acotar peceras de fumadores en los establecimientos que luego devinieron en inútiles.