Nuevos hábitos

¿Cómo serán las casas tras el coronavirus?

Edificios en la zona de Diagonal Mar de Barcelona. / ARCHIVO / FERRAN NADEU

De repente nuestros hogares se van a convertir en refugios; así comenzó la cosa hace millones de años. A partir del virus, la casa tradicional burguesa del siglo XIX y la funcional del XX, van a dejar paso a otro tipo de hogar más cápsula o 'cocoon'. De la máquina para vivir, que dijo Le Corbusier, al ingenio para sobrevivir.

Nada más entrar, el vestíbulo va a convertirse en una cámara de esterilización donde dejar ropa y zapatos, a la japonesa. Con rayos ultravioleta para descontaminar móvil, llaves, cartera. También los paquetes que lleguen al domicilio, cada vez más frecuentes. En la cocina volverá a tener sentido la despensa y los electrodomésticos incorporarán funciones de purificación. En el interior se volverá a la compartimentación de antaño. Eso si, flexible, con paredes móviles que permitan configurar zonas de intimidad, e incluso de asilamiento. Adiós a los 'lofts' o espacios únicos. La oficina se meterá dentro de casa, reclamando un ámbito propio, convenientemente equipado e insonorizado. Se garantizará la interconexión, por cable y antena y las pantallas estarán por doquier. Quedarse desconectado ya no es una opción. Nacerá un nuevo cuarto para la acumulación de recursos: agua potable, botiquín, baterías o generadores para autoabastecerse de energía. Y quien pueda pagarlo, una zona 'wellness' para hacer gimnasia o relajarse. Los materiales se volverán bactericidas, como ya son algunas encimeras de cocina, o purificadores del aire como cerámicas que atrapan toxinas. Interruptores y pomos asépticos. Será imprescindible que toda vivienda tenga fachada con sol y vistas, para evitar la sensación de claustrofobia. Pero al mismo tiempo con un sistema de filtrado contra la contaminación o radiación exterior. Y casi obligatoriamente una terraza, o al menos balcón generoso, donde poder salir al exterior y albergar un pequeño huerto. Pero como dijo Henry David Thoreau, el del experimento de Walden, “¿de qué sirve una casa, si no está en un planeta tolerable donde situarla?”.