Materia de autoficción

'Book boom'

No sé si el coronavirus inaugura el principio del fin de algo, pero lo veremos, que ya es mucho; en cualquier caso, lo que el coronavirus sin duda inaugura es un nuevo género literario

La librería Calders, días antes del pasado Sant Jordi. / JORDI COTRINA

Confiesen, granujillas: ¿Cuántos de ustedes, en su confinamiento, han empezado a escribir una novela o están pensando en ello? No intenten disimularlo, se nota a la legua. El tono lírico patético buenista se extiende como un virus (perdón) por la sociedad y las redes.

Unos lloran cada tarde a las ocho al salir al balcón a aplaudir a los que siguen haciendo su trabajo, otros (después de cinco días de confinamiento) hablan de sus salidas al parque con sus hijos como si llevasen cinco años encerrados en la cárcel y no fuesen a salir nunca más.

También hay un grupo bastante amplio que de repente se ha dado cuenta de la fragilidad de la vida, a buenas horas, y otros que han descubierto que en su interior anida un policía deseoso de que los cuatro pobres desgraciados que salen a correr se autoahorquen en la plaza mayor.

En fin, ya ven, material literario de primera calidad: novelas líricas, intensas, llenas de buenos sentimientos y de hombres temblorosos. Por fin, todos nos hemos convertido en protagonistas de una novela. Los que desean ver muerta a la autoficción tendrán que quedarse esperando un ratito más.

No sé si el coronavirus inaugura el principio del fin de algo, pero lo veremos, que ya es mucho; en cualquier caso, lo que el coronavirus sin duda inaugura es un nuevo género literario.

Habrá diarios del encierro en los que hombres hechos y derechos observen el mundo desde su ventana (muchos, igual se convierta en un subgénero en sí mismo), novelas catastrofistas, novelas filosóficas, historias de amor ('De balcón a balcó'), poesía y cuentos infantiles. En una de ellas una cajera de supermercado salvará el mundo, en otra una ninfómana solitaria intentará acabar con él de una vez por todas.

El año que viene en la feria del libro de Fráncfort habrá cientos de novelas sobre el coronavirus. Los agentes y editores del mundo pueden estar tranquilos: estamos confinados, pero no vamos a perder ni un minuto, ahora todos somos poetas.