Dos miradas

El eco de las risas

Permítanme un minuto de debilidad. Hasta las narices de las divisiones de la izquierda y del feminismo. ¿Oyen el eco de las risas? Es la ultraderecha

Pablo Iglesias y Pedro Sánchez, el pasado martes en el Senado.  / DAVID CASTRO

Ya lo sabemos. La derecha no suele ser tiquismiquis. No se anda con matices ni con ascos. Al fin, tiene muy claro lo que quiere. Y la pureza no es un elemento indispensable. Si hay que caminar junto a compañías peligrosas, se camina. Tampoco hay que ponerse estupendos. Por el contrario, la izquierda se pierde entre batallas e implosiones. La diversidad es intrínseca en ella. Porque es inconformista, rebelde, porque quiere hacer del mundo un lugar mejor para todos, porque son muchos los caminos. Reforma. Evolución. Revolución... Diferentes velocidades, diferentes intensidades.

Sí, también sabemos que el feminismo es diverso. La multitud de voces forma parte de su ADN. Son décadas de luchas distintas, de vivencias contrapuestas, de diversidad teórica. Porque frente a la discriminación uniformada del machismo, el feminismo recoge el legado de múltiples opresiones y también es refugio de diferentes colectivos invisibilizados.

Todo eso lo sabemos. Pero, señoras y señores, permítanme un minuto de debilidad. Hasta las narices de las divisiones de la izquierda y del feminismo. ¿Oyen el eco de las risas? Es la ultraderecha.