Cuenta atrás del 8-M

Ataduras

La lucha feminista también es el combate contra las ataduras sociales que perpetúan la infelicidad y el desamparo

Manifestación del 8 de marzo del 2019 en Barcelona por el Día Internacional de la Mujer. / FERRAN NADEU

Tiene 16 años. Es una chica trans. Una chica. Es fácil escribirlo, no tanto concluir que nació con un cuerpo que considera erróneo. Que nada encaja con lo que piensa, con lo que siente. Más bien, con lo que otros esperan que piense, que sienta. Tampoco encaja en ese nombre que figura en el DNI, ni en esa ropa, ni en todos los supuestos que parecen escritos para ella, ni en ese cuerpo que quizá nunca aprenda a amar. Ya hace mucho que combate las miradas, los recelos, las negativas, las humillaciones. Y el miedo. Le cuesta asumir la etiqueta 'trans'. Ella solo quiere ser ella. Cierra los ojos y se imagina. Se imagina y es feliz. Cada cambio en su vida le da pánico. Teme el rechazo, pero aún teme más no ser capaz de sobrellevarlo. A veces, está cansada de cargar con tanto peso. Tanto peso innecesario, arbitrario, injusto. Mira al futuro y se puebla de interrogantes. ¿Podrá amar? ¿Podrá trabajar?... ¿Podrá ser ella?

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La cuenta atrás para el 8-M ya ha empezado. La lucha feminista también es el combate contra las ataduras sociales que perpetúan la infelicidad y el desamparo. Ninguna violencia puede serle ajena.

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