IDEAS

Difícil 'Any Carner'

La textura, la flexibilidad, la musicalidad y la expresividad hacen de su poesía una cima incuestionable de la literatura catalana

Llegada del poeta Josep Carner a Barcelona, el año 1970. / NICOLÁS G.

No puede decir que haya disfrutado del catalán en su más elevada dimensión quien no sea capaz de leer, y de comprender, y de obnubilarse merodeando por las cumbres de la poesía carneriana. No lo puede decir, porque en cuanto a la textura, la flexibilidad, la musicalidad y la expresividad, Carner es la cima incuestionable de una literatura que ya veremos si llega a milenaria sin disolverse en la banalidad. En cuanto a la forma, nadie le puede hacer sombra, si bien convendría dilucidar hasta qué punto desmiente la aseveración flaubertiana según la cual el estilo es el sentido.

El Carner escritor incomoda y el Carner personaje relevante es un desconocido. ¿Qué hacemos de una cumbre del canon que Pla destroza de manera implacable y nada gratuita?, ¿qué hacemos si casi nadie lo lee y aún menos nadie es capaz de seguirlo por la estratosfera que señoreaba con una insinuada sonrisa principesca? ¿Cómo y cuándo sabremos la verdad de la verdadera influencia política de este 'bon vivant' que había venido al mundo "a pasar el verano", y por eso se hizo diplomático español, en la revuelta política antiburguesa de un siglo atrás que tanto desacreditó a Cambó y abrió paso a la hegemonía de Macià? Estas y otras preguntas, suponiendo que sean relevantes, se quedarán sin respuesta por parte de unos académicos tan incapaces de bucear en las profundidades de Carles Riba como de interpretar los elegantísimos y eminentísimos vuelos juguetones de Carner? El 'Any Carner' pasará como un soplo y nos quedaremos como estamos, con el más dotado de los poetas que se nos deshace en las manos porque ni ha dejado huella en el catalán ni el muy perspicaz e imaginativo Gabriel Ferrater, no su hermano tocho, resultó convincente cuando inventó una interpretación no banal del 'Nabí'.

Carner es la excelencia, aunque para aspirar al Nobel desnaturalizó su obra; aunque puestos a satirizar Jaume Bofill lo supera de largo; puestos a versionar poesía china, Marià Manent le da unas cuantas vueltas; y puestos a fabricar un 'Bestiari', el de Pere Quart lo convierte en aprendiz.