Al contrataque

Degustación política

Puestos a recrear universos sofisticados, podría ofrecerse un menú en el que cada plato fuera el antídoto del anterior. Si se parase a medio camino, se fallecería dulcemente

 Los diputados de JxCat  se levantan y aplauden a Torra mientras Pere Aragonès permanece a su lado sin aplaudir / ALBERT GEA/ REUTERS

¿Serviría nuestro país para un menú degustación de calidad? ¿Estaría el país a la altura de nuestros gastrónomos de renombre y las rutilantes estrellas Michelin? Veamos. Para esta ocasión el chef y su equipo han elaborado en exclusiva un menú con el objetivo de dar a conocer los productos gurmet más exclusivos e innovadores 'made in aquí mismo':

-Chicharrón de sesión al Parlament, cocido a las cinco 'clatellades'.

-Crep con lengua de pato braseado al contenedor incendiado.

-Ancas de rana a la menta saturada proyectadas contra Torrent. Todo criogenizado.

-Dal Makani con suero de mala leche de Vox y clorofilas varias.

-Espaguetis no espaguetis con tinta acidulada y tuétanos de colibrí al estilo dame Torra y dime tonto.

-Pollo Titicaca crecido entre avestruces al más puro estilo ministro Ábalos, escondiendo la cabeza bajo el ala del avión.

-Curry sin propósito con camisa de muda de pitón y premura de lacasitos, sobre lío mental de Casado.

-Lamprea exanguinada a los eternos presupuestos de Montoro. Tres piezas sobre base de pisto marroquí.

-Tetrodoxina de pez globo sobre pulpos y kikos, con el rancio elixir de la judicatura en funciones.

-Castillo de leche de cachalote con milhojas maceradas sobre mesa de negociación. (Si es que al final, la hay).

-Código Penal minimizado con salsa agridulce y huevos fertilizados a la Sánchez.

-Pollo ecológico Aznar que se cree ñandú y crece vigoréxico y dismórfico.

Para esta ocasión el sumiller Puigdemont ha elaborado un maridaje con vinos de la Bélgica flamenca ('of course'), como Hageland o Haspengauw.

En la elección del menú se ha contado con importantes firmas que forman parte del sello de calidad 'Luxury Table': Conservas Albert Rivera, Mamandurrias Aguirre, Repostería Àcida Arrimadas y 'Aves' Colau.

Reconozco que soy de los que se sienten intimidados cuando en cada plato de un menú degustación se interrumpe la conversación para declamar la composición, las características sibarítico-organolépticas y el modo ortodoxo de ingestión.

Puestos a recrear universos sofisticados, podría ofrecerse un menú de 15 degustaciones, en el que cada plato fuera el antídoto del anterior. Si se parase a medio camino, se fallecería dulcemente. 

Imagino otro restaurante en el que el menú degustación obligase a todos los clientes a tomar cada plato en una mesa distinta. Todo el mundo revuelto: condesas con notarios, condes con gigolós, esposa de notario con los hijos de un emir, un señor del Opus con la anciana novia del gigoló y un modisto canadiense con un experto en cetrería bizco. Tal y como queden las mesas en los postres, así se van los clientes neoaparejados.

En fin, todo está tan serio que me niego a ponerme solemne. Salud y que tengamos suerte.