Podría haber sido el número de pederastas relacionados con la Iglesia católica, o lo problemático del abandono de escolarizaciones, podrían haber hecho hincapié en la importancia de un nuevo plan para prevenir el acoso en centros educativos o por disminuir el fracaso escolar, pero no. Parece que a la formación ultra derechista Vox -y a sus acólitos PP y Ciudadanos- les preocupa si sus hijos aprenden diversidad e igualdad en la escuela pública. Vaya a ser que los hijos salgan más demócratas y tolerantes que los padres o se les ocurra ser del colectivo LGTBI.
Lo inmediato es pensar: que lleven a sus hijos a la escuela privada. Pero luego una reflexiona, qué culpa tendrán los hijos y piensa en mente Khalil Gibran -"tus hijos no son tus hijos. Puedes darles tu amor, pero no tus pensamientos, pues tienen sus propios pensamientos"-. Y al poeta libanés se le suma algo menos lírico y no negociable, el artículo 2 de la ley orgánica de protección jurídica del menor que señala que en caso de conflicto entre derechos de progenitores e hijos, prevalece el de los menores y su interés superior. Lo que avala a la escuela pública para educar y enseñar a los menores como considere según el plan de estudios.
Mejor no los cambien de colegio, entonces.
Y, tratando de ver si pueden cambiar de opinión, recurro a sus referentes -supongo-, y el papa Francisco también acude en mi ayuda: "Los padres son custodios y no propietarios de sus hijos".
¿No les vale?
Me agoto.
Y entonces pienso que la única razón por la que alguien puede estar en contra de que su hijo asista a charlas contra el machismo, la homofobia y el racismo... es que es machista, homófobo y racista. Y, lo que es peor, quiere que sus hijos construyan un futuro machista, homófobo y racista. Pues les aviso, muchas que estudiaron en la Sección Femenina, y muchos que estudiaron Formación del Espíritu Nacional, ni se imaginan que piensan ahora .
No es casual que Twiter haya pasado del hashtag #PinParental a #PinNeandental. ¿Entienden la indirecta?