Un año más, Barcelona sigue en los primeros puestos de los ránkings internacionales de 'hubs' tecnológicos y digitales. El ecosistema digital no es una moda pasajera sino que se afianza como generador de empresas y empleo de calidad.
Los datos reflejan que la rueda funciona: este año se han cerrado más de 45 rondas de inversión por unos 550 millones de euros (datos de Acció). La última y mayor, la de Glovo, convierte a la empresa creada en el 2014 en el segundo 'unicornio' surgido del ecosistema barcelonés. El primero fue eDreams-Odigeo. Glovo también demuestra que un ingeniero veinteañero desde Barcelona puede crear una empresa que en cinco años juega en la primera división mundial, compitiendo con Uber y Deliveroo. También ha sido el año de Holaluz en el MAB.
Que las 'start-ups' lleguen a la bolsa es una señal más de madurez del ecosistema. Se venden empresas y también se crean otras. Y llegan más firmas internacionales: en el 2018 fueron más de 120 las que se instalaron en Barcelona y en el 2019 el ritmo incluso crece. Hay proyectos y dinero para arrancarlos. Hay más presencia y el interés de los fondos internacionales, que han entrado en rondas más
altas.
Pero también hay retos como potenciar las empresas de base tecnológica, seguir formando profesionales, aumentar la dimensión empresarial y de las operaciones y atrayendo talento, inversiones y firmas internacionales. Esta es una competición en la que juegan cada vez más ciudades y países del mundo. Las métricas indican que vamos en la buena dirección y el camino recorrido hasta ahora es importante. Pero aún queda mucho por hacer.