Para titular esta columna, robo literal y abiertamente el título de la conferencia que el poeta polaco Adam Zagajewski pronunciará el martes, 5 en CaixaForum, dentro del ciclo 'Rastros de la tradición en el pensamiento contemporáneo'. Me permito hacerlo porque también os voy a animar a asistir: no os la perdáis por nada del mundo.

Los libros son concreciones, materializaciones de ideas. Dentro de un libro, sea ficción o no, siempre hay una idea del mundo, la del autor, conformada a su vez por la confluencia de sus lecturas, su imaginario, su tradición, su estado de ánimo y sus facultades mentales en el momento en que ha escrito ese libro o ha formulado esa teoría concretos. Por eso, quienes entienden del tema suelen insistir tanto en que haber leído mucho, muchísimo, es condición 'sine qua non' para después poder escribir alguna cosa de provecho para el lector (para un lector que también haya leído lo suficiente, quiero decir).

Las conferencias que desde hace unas semanas organiza la editorial Arcàdia dentro de este ciclo que culmina el martes con la de Zagajewski (y por el que antes han pasado Adrià Pujol, Raül Garrigasait, Ingrid Guardiola y Marina Garcés) han dado la información clave para poder ver desde perspectivas diferentes el arco que viene dibujando aquello que llamamos 'pensamiento' desde que tenemos constancia de él, es decir, desde que alguien comenzó a ponerlo por escrito.

Hay que pararse a observar esta trayectoria de vez en cuando: hacerlo es la única manera de saber que la cultura no está hecha a base de setas que un otoño crecen en un sitio y el siguiente vete a saber si volverán a salir. Hacerlo también es la manera de entender tuits como el que hacía otro pensador de nuestros días, Iván de la Nuez, que decía: “¿Qué hacer? Lenin 1902. / ¿Qué hacéis? Rosalía 2019”.

Si vais el martes a escuchar qué tiene que decir Zagajewski al respecto, al próximo libro que cojáis le sabréis ver su lugar en el mundo: lo leeréis de manera bien diferente.