Hace solo dos años, el feminismo era la causa bonita. A su capacidad de pensamiento y al activismo de calle, se le sumó el efervescente picorcillo de las revoluciones asumibles. Y la palabra se deslizó a las camisetas de moda. Hoy, sigue avanzando con paso firme, pero algunos focos mediáticos bajan la intensidad de la luz. La ultraderecha ha tomado la bandera de la contrarrevolución. Y su discurso cala. Ya saben, ¡brujas a la hoguera! Es todo tan viejo…

Pero el mercado nunca desfallece. Las camisetas de la efervescencia han encontrado un nuevo lema. ¡Salvemos al planeta! Marchas de jóvenes en todo el mundo. Además, tenemos a Greta. La causa del ecologismo no solo es justa, es necesaria. También el feminismo. Y ambas progresarán, porque hay pensamiento y hay acción. También juventud. Pero no deja de ser asombrosa la rapidez con la que los ismos suben y bajan en la cotización del mercado. Puede tomar notar el ‘procesismo’. Se zampó al independentismo y se convirtió en la camiseta de moda, unisex y para todas las tallas. Pero más allá de la acción, necesita pensamiento. Sin los focos, ¿resistiría?