IDEAS

Girar (por América) como una noria

zentauroepp49770259 icult190908181727

"No me olviden, porque yo quiero volver". A los 27 años, con cuatro producciones discográficas a su haber y en pleno apogeo de temas como 'Fresa salvaje', 'Algo de mí' y 'Quieres ser mi amante', una demanda de esas se antoja de una enorme inocencia. ¿Quién hubiera querido dejarlo ir?

La relación de Camilo Sesto con Latinoamérica fue, cuanto menos, idílica

Esas fueron parte de las palabras de Camilo Sesto en febrero de 1974, invitado a Viña del Mar, donde se realiza el legendario festival del mismo nombre en Chile. El "monstruo de mil cabezas" que compone el público de la Quinta Vergara habría de vitorearlo nuevamente en 1981 (ese año fue el primer artista en recibir la Gaviota de Plata) y en el 2004. Ya el cantante había pisado Latinoamérica en 1972 para recibir disco de oro en Argentina por 'Solo un hombre' y un año después se presentó ante el jurado del Festival OTI de la Canción, en Belo Horizonte, Brasil. Pocos recuerdan la canción ganadora ('Qué alegre va María', de Sergio Esquivel), mientras que todos siguen cantando 'Algo más', sin recordar siquiera que haya ocupado la quinta posición.

Uno de los predilectos

En adelante, siempre en una gira eterna, nunca faltó a la cita. La relación de Camilo Sesto con Latinoamérica fue, cuanto menos, idílica. En la década de los 80, cuando en España el fenómeno de la canción ligera sufría los embates de géneros otrora proscritos, del otro lado del Atlántico sus representantes eran recibidos con frenesí. Y dentro de ese grupo de ilustres representantes de la balada como Raphael, Dyango, Miguel Gallardo, Juan Bau, Rocío Jurado y Lorenzo Santamaría, Camilo Blanes Cortés siempre fue uno de los predilectos. No resultará un dato menor saber que, a pesar de haberse despedido de los escenarios ibéricos en el 2010, todavía en el 2015 se sentía cómodo girando por nuestra geografía –en noviembre de ese año este servidor pudo manifestarle brevemente su admiración, en Medellín–. Y en mayo del 2017 aún hizo lo propio en el Luna Park de Buenos Aires.

Tras la muerte del cantante y compositor, una foto en blanco y negro empezó a hacerse viral en redes. En ella, el alicantino comparte sofá con los dos íconos mayores de la canción romántica latinoamericana: un muy informal Juan Gabriel en pantalón corto, y un siempre elegante José José. Terciando, al final del mueble, la española más latinoamericana posible, doña Rocío Dúrcal. Una instantánea indeterminada en el espacio y el tiempo que no pierde su absoluta elocuencia. Camilo Sesto fue uno más entre ellos. Y, por supuesto, entre nosotros.