Dos miradas

Lazos y necios

Aunque los necios solo se representan a sí mismos, poco ayudan los políticos que imponen sus símbolos saltándose las normas básicas de la democracia

Lazos pintados en el Peine del Viento. / EFE/ Gorka Estrada

En párvulos de democracia se aprende que los edificios públicos deben estar limpios de elementos partidistas durante las campañas electorales. Aún así, Quim Torra mantuvo un pulso inane con la Junta Electoral. Que no quito el lazo, que ahora lo pinto de blanco, que sí, que no… El 25 y 26 de este mes, Torra será juzgado por desobediencia. Hoy, el Palau de la Generalitat luce sin problemas los símbolos partidistas, como buena parte de los edificios públicos de Catalunya.

 

Unos descerebrados han pintado lazos amarillos en una de las esculturas del ‘Peine del Viento’ en San Sebastián. "Es una barbaridad y quien ha hecho esto muestra su absoluta falta de respeto y su incultura», ha expresado el alcalde, Eneko Goia. Ahora, el ayuntamiento estudia cómo limpiar la escultura sin dañarla. El año pasado, también aparecieron lazos pintados en una roca de la reserva marina de la bahía de Palma. Aunque los necios solo se representan a sí mismos, poco ayudan los políticos que imponen sus símbolos saltándose las normas básicas de la democracia. La sensación de impunidad es contagiosa. También la necedad.