En junio llega el final del curso escolar. En julio la oferta de actividades de verano es amplia
y en agosto casi inexistente. Las familias hacemos lo imposible para tener a los niños
cuidados y ocupados, con los abuelos, canguros o actividades durante los tres meses de
vacaciones, pero las horas de ocio aumentan y, como un efecto dominó, el consumo de
medios también. Habitualmente un consumo en solitario, sin la supervisión de un adulto.
Si buscamos medios de información para pequeños y jóvenes la oferta es escasa, y es
cierto que es una asignatura pendiente. En Cataluña encontramos: Júnior Report
(disponible en castellano e inglés también); InfoK y la variante infoEkonomia; Bichos y
Nushu (la actualidad terrícola en 3D (también está disponible en español e inglés). En
España: El Gancho y Primicias News son los referentes. En Europa, en concreto en el
Reino Unido hay: Newsround; FirstNews; a Francia: Le Petit Quotidien; Mon Quotidien y en
Alemania Lojo.
Pero desengañémonos, el consumo de entretenimiento es lo que gusta más a los pequeños
. Según el informe del AIMC 2019 el 31,8% de las casas tienen tabletas y el 95,2% de las casas también tiene teléfonos móviles
-por cierto, cada vez hay más niños con móvil
desde los 10 años y resulta curioso que el informe considera solo la audiencia a partir de los 14
años de edad. ¿Y la franja de 2 a 13? ¿Cómo conocemos los intereses y consumos?
Otros estudios indican que los más pequeños de la casa también están conectados con el
mundo online pocos años después de nacer: el 64% de los niños entre 2 y 5 años y el 78% de 6 a 11 años utilizan la tablet, entre los 2 y los 11 años tienen un consumo semanal de 22
horas y 41 minutos. El tiempo desciende en el caso de los jóvenes con edades
comprendidas entre los 12 y los 17 años (19 horas y 12 minutos semanales) y YouTube ya es su fuente preferida para ver vídeos online
. Desde 2016 disponemos de la versión
Youtube Kids que permite un control parental (tiene reconocimiento de voz para que puedan
buscar sin escribir, temporizador para limitar el tiempo de uso y se puede personalizar en
función de la edad). Les gusta seguir a YouTubers, jugar a videojuegos, pero sobre todo
cambiar y viajar de un contenido a otro sin pausa.
Educación mediática
Los cambios de consumo y de soportes son una realidad, el móvil y las tabletas están ganando la batalla a la televisión tradicional
y, por tanto, más que nunca hay que vigilar qué
contenidos consumen los niños y jóvenes, qué publicidad les llega en los dispositivos que
tienen a su alcance, en qué redes sociales participan y qué contenidos comparten, así como
a qué videojuegos juegan.
En esta dieta mediática, que es totalmente de autoservicio, es primordial que los adultos les orientemos y guiemos
para aprovechar el tiempo con contenidos educativos y didácticos,
como por ejemplo el aprendizaje de idiomas. Y para conseguir que sean unos prosumidores
críticos, también hay que reforzar la educación mediática: una asignatura pendiente, donde
las familias y la escuela tienen un peso relevante.
"Candela Ollé, profesora de Ciencias de la Información y Comunicación de la UOC