Cuando viajamos, creamos las ciudades en nuestra imaginación mucho antes de visitarlas, construimos mentalmente  lugares que no conocemos  basándonos en lo que hemos leído sobre ellos o en las películas que allí se han rodado, cine y literatura como punto de partida, ficción en ambos casos. También nos hacemos con una buena guía de viaje, que no es más que un catálogo estático de la ciudad, escogemos equivocademente una foto fija aunque las ciudades estén en constante movimiento.

Sin embargo, hay algo que no hacemos y que podría ahorrarnos sorpresas, algo tan sencillo como leer la prensa local durante las semanas previas a nuestro viaje, la forma más certera de mantener una cierta dosis de realidad frente a tanta idealización.

Estos días, repasando la prensa catalana, he imaginado que a algún turista le diera por seguir el consejo que propongo antes de visitar Barcelona, no daría crédito, regresaría una y otra vez a su guía de viaje para cerciorarse de que la ciudad modernista y moderna, cosmopolita y segura sobre la que tantas maravillas ha leído es la misma ciudad que la que reflejan los periódicos: la de los dos tiroteos en plena calle con pocas horas de diferencia, la del asesinato a punta de pistola en una peluquería de la zona alta de la ciudad o la de la desarticulación de una banda criminal cuyos integrantes -de origen albanokosovar- tenían com objetivo a los turistas y sus carteras.

Todos estos sucesos han sido noticia en las últimos días, solo hace falta un vistazo rápido a cualquier periódico para encontrarlos en sus destacados. Nada de eso sale en las guías, pero todo eso forma parte de la Barcelona actual, cada vez más difícil de reconocer.  Ahora volvamos al origen, imaginemos que somos nosotros los que leemos noticias similares sobre la ciudad que estamos a punto de visitar en verano. ¿No nos pondríamos en alerta? ¿ No pensaríamos que es una ciudad insegura?  Pues justamente eso: 'Barcelona has become an insecure city', por si algún turista lo lee.