Editorial

El pacto de la Diputación de Barcelona

Catalunya necesita partidos capaces de gobernar en todos los ámbitos de la administración, y con la pluralidad del mapa político ello conlleva negociar y pactar

Núria Marín, alcaldesa de L’Hospitalet de Llobregat. / MAITE CRUZ

La alcaldesa de L’Hospitalet, la socialista Núria Marín, será la presidenta de la Diputación de Barcelona después de que el PSC y Junts per Catalunya alcanzaran un acuerdo de gobierno de esta institución. El pacto ha causado un gran resquemor en el otro gran partido independentista, ERC, que aspiraba a un acuerdo con ‘comuns’ y JxCat y que sufre otro gran revés en Barcelona después de perder la alcaldía de Barcelona debido a un acuerdo entre Ada Colau y Jaume Collboni con el apoyo de Manuel Valls. Enfrascados los dos grandes partidos independentistas casi a diario en grescas, la estabilidad del Govern de Quim Torra está en entredicho.

Llama la atención el pacto entre posconvergentes y socialistas, dada la postura de JxCat de mantener aislados a los socialistas por su apoyo en su momento a la aplicación del artículo 155 en Catalunya. Pero el valor del acuerdo radica en que ambos partidos han sabido negociar un pacto que prima las políticas que le son propias a la Diputación y soslaya asuntos generales que bloquean la acción política. Pactos transversales como el de la Diputación (o el del ayuntamiento de Sant Cugat, donde PSC, ERC y la CUP se pusieron de acuerdo) son necesarios para romper la división por bloques. Catalunya necesita partidos capaces de gobernar en todos los ámbitos de la administración, y con la pluralidad del mapa político ello conlleva negociar y pactar. La proliferación de líneas rojas tan solo lleva a la inacción política y el bloqueo institucional, y amenaza la convivencia.