VENTANA DE SOCORRO

Leer, charlar en Calafell

Ha sido un buen fin de semana. Encontrarse, hablar, pensar juntos

Dos personas observan la escultura titulada Idioma del artista eslovaco Matej Kren, una columna hecha de 8.000 libros, expuesta en la entrada de la Biblioteca Central de Praga (República Checa) durante la celebración del Día del Libro.  / Martin Divisek (EFE)

Lentamente el hotel Ra en Calafell se llena de escritores. Son tan amplios los salones que tardan en encontrarse. Algunos se avistan en la piscina con el mismo albornoz blanco y el mismo gorrito obligatorio poco favorecedor. Entonces se ríen hermanados por lo prosaico de su apariencia. Luego vienen las conversaciones ante un público interesado que reside en la zona. La gran mayoría son personas de pelo cano. Algunos dicen que es porque son los únicos que disponen de tiempo. Otros tememos que las generaciones más jóvenes, además de estar cargados con obligaciones, suceda que no les interesen ni los libros ni los escritores, que no encuentren utilidad a ese hábito de mirar la vida y sus posibilidades con las gafas de otro que es la lectura.

Se habla de literatura

Se habla de mujeres y escritura. Se habla de las ciudades. Se habla de poetas. Se habla de la violencia en la infancia. Se habla de intimidad y de la familia y de cómo la novela las desmenuza. Luego almorzamos y cenamos y, más importante, seguimos charlando. Algunos nos conocíamos, otros nos descubrimos. “La empatía nace del conocimiento, pero a veces conocer es incómodo” nos dice Mónica Ojeda sobre su libro Nefando que habla explícitamente de la pederastia.

“La experiencia del lector, como la del escritor, es subirse en un caballo desbocado sabiendo que no te vas a caer de él. Durante esos minutos leyendo sientes las emociones del jinete y del caballo. La literatura como la lectura son intentos por controlar lo salvaje, lo indómito.” “Lo que no sé es cómo hemos llegado las mujeres hasta aquí sin espejo- señala Laura Fernández- gracias a la literatura escrita por mujeres ahora sabemos que nunca hemos estado solas, que lo que nos pasa les ocurre también a otras.” “La próxima guerra será entre turistas y migrantes” sugiere Iván de la Nuez. Y Miquel Molina propone la co-capitalidad de Madrid y Barcelona, la suma cultural de dos ciudades que son más parecidas que distintas, para salir del atolladero. Ha sido un buen fin de semana. Encontrarse, hablar, pensar juntos. Ha sido una nueva edición de las jornadas literarias Tranversal’19.

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