AL CONTRATAQUE

El efecto robot

Que alguien desempolve aquel otro manual según el cual los partidos políticos están para resolver problemas, no para crearlos o para agravarlos

Los aspirantes a alcalde de Barcelona, en el debate de TV-3. / FERRAN NADEU

El Partido Liberal de Japón ha editado una guía para evitar que sus dirigentes metan la pata. Abstenerse de opinar sobre episodios históricos controvertidos, evitar las bromas sobre enfermedades, no debatir abiertamente sobre los derechos de la mujer y, sobre todo, no meterse en jardines que les coloquen en situaciones ridículas, son algunas de las recomendaciones.

No me interesa mucho entrar en el detalle de la propuesta, pero sí constatar que añade otra muesca al galopante proceso de robotización de la política. Claro que Japón ya lleva ventaja, porque en las últimas elecciones municipales de Tokio se presentó un robot como candidato de distrito…. ¡y quedó tercero! Pero esta historia nos invita a preguntarnos cuánto queda de autenticidad en la mayoría de nuestros representantes políticos.

Perfil capado

Hace ya demasiados años que los argumentarios que se distribuyen cada mañana han capado cualquier atisbo de exhibir perfil propio entre la adocenada tropa de los partidos. Como, además, salirse del carril se equipara con disidencia –cuando no directamente con traición– y se castiga con el ostracismo o el destierro, mejor mantener las formas. Un peñazo. Y una estafa. 

Por eso agradezco cualquier sorpresa que agite el gallinero. Me da igual que sea Manuel Valls ofreciendo sus votos gratis para hacer alcaldesa a Ada Colau en Barcelona, Íñigo Errejón brindando apoyo a Begoña Villacís en Madrid, o la gesta de un chaval de 26 años que, yendo puerta por puerta, ha girado como un calcetín la composición del gobierno municipal de Los Molares, en Sevilla; u otro de 19 en Villalazán, en Zamora, que ya es el alcalde más joven de España.  «Lo primero es que no haya bandos en el pueblo –me decía la otra tarde–.  Después ya intentaré que volvamos a tener una tienda de comestibles».

Sensato programa de gobierno. Por no hablar de Charito, una concejala de 95 años que ha entrado en un  ayuntamiento de la sierra de Madrid como representante de la candidatura Abuelas por Patones. Su proyecto estrella es un párking para que los turistas de fin de semana no las pasen canutas a la hora de aparcar.

En fin, ya sé que el tablero municipal se presta más a este tipo de rarezas,  pero he aprendido a apreciar lo imprevisible por encima de discursos solemnes. ¿Robots al poder? No. Pero que alguien desempolve aquel otro manual según el cual los partidos políticos están para resolver problemas, no para crearlos o para agravarlos