IDEAS

Llorar de risa

Tim Robinson, en un fotograma de ’I think you should leave’

Con 'I think you should leave' lloras de risa. Siempre intento esquivar en mis columnas las simples recomendaciones. Cuando defiendo algo trato de plantear una pequeña tesis que justifique la apuesta. Me agobia quedarme en la sugerencia. Pero, de golpe, me veo del tirón el 'show' de Tim Robinson (disponible en Netflix) y se me desmonta el chiringuito. Por un lado, tengo la necesidad de escribir sobre él por si queda alguien que no lo haya visto. Por otro, lo primero que quiero decir suena demasiado simple: «Es muy gracioso». ¿Qué hago? Recomendarlo. Primero porque es realmente bueno (mal, caí en lo que intentaba esquivar). Segundo porque, bien pensado, igual lo de que sea muy gracioso no es un argumento tan simple. Seguro que es una obviedad, pero no está de más recordar que la comedia que solo busca hacer gracia no es menos valiosa ni menos compleja que la que se expresa (o interpreta) mordaz, valiente, temeraria, crítica o «necesaria».

'I think you should leave' es un festival de la guasa. Sus seis episodios de alrededor de quince minutos son de una precisión, un ingenio y, sí, una gracia fuera de lo común

No toda la comedia busca hacer reír, o del mismo modo. Pero, en la comedia contemporánea que persigue esa reacción de forma evidente, no es tan fácil detectar una propuesta tan perfecta como 'I think you should leave', serie de 'sketches' creada por Tim Robinson y Zach Kanin y con otros grandes del humor en sus filas (Vanessa Bayer, Tim HeideckerCecily Strong o Will Forte). A medio camino entre el humor mainstream y la comedia estadounidense independiente, algo así como un cruce perfecto entre 'Saturday night live' y 'Tim & Eric awesome show, great job!', la serie protagonizada por Tim Robinson es un festival de la guasa. Sus seis episodios de alrededor de quince minutos son de una precisión, un ingenio y, sí, una gracia fuera de lo común.

Su hilo conductor, puesto en pausa en algunos 'sketches' más libres, sería algo así: ¿qué sucede si, cuando la realidad te supera, en vez de dar tu brazo a torcer finges tener el control y lo llevas a las máximas consecuencias? Lo que sucede está ahí, en menos de dos horas de risas ininterrumpidas a costa de la mezcla en espiral de inseguridad y arrogancia de un tipo que puedes ser tú o la persona que tienes al lado.

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