Observo una pareja en una librería. Ella busca libros que hablen del 'procés' y él la ayuda. Miran estanterías, con todas las novedades de la temporada, y no los encuentran. Después de un rato, suben un piso, donde está la sección de política y ensayo. Esparcidos por ahí, localizan un par o tres. La librería está en un pueblo con una considerable conciencia soberanista.
Me extraña, al verlos atareados, que no haya un espacio dedicado a los libros que el 'procés' ha generado. Desde el análisis histórico y político a la confesión personal; desde la experiencia carcelaria al relato de los hechos de octubre; desde la efusión íntima a la correspondencia y al dietarismo. Y, justo después, me sorprendo a mí mismo imaginando un rincón así. ¿Lo he soñado o realmente hay librerías que tienen un espacio con estas características? Pues, parece que sí. La avalancha de publicaciones de todo tipo relacionadas con el 'procés' - desde recetas de comidas amarillas a libros ilustrados - ha invadido el mercado de tal manera que podríamos decir que la cosa se ha convertido prácticamente en un género literario. O mejor, en una recurrencia que pide una concentración del producto que ofrezca diversidad en la uniformidad conceptual. Los libros más vendidos de no ficción (todos, excepto el de cocina de Joan Roca y de su madre) tienen que ver con el 'procés'. O, con la prisión, para ser más exactos. Un día deberíamos profundizar seriamente en este fenómeno.