Al contrataque

El plasma de Sánchez

El rechazo de Sánchez al cara a cara con Casado es comprensible, pero sus reticencias a los debates constituyen una muestra de cobardía

Pedro Sánchez / JOSÉ LUIS ROCA

Faltan pocas horas para que comience oficialmente la campaña electoral y Pedro Sánchez todavía está deshojando la margarita sobre su participación en los debates. Sus reticencias constituyen, en mi opinión, una inaceptable muestra de cobardía y doble rasero. Su rechazo al cara a cara con Pablo Casado es comprensible, solo desde el punto de vista de que el argumento le sirve para dañar al PP: “Estamos observando una especie de primarias dentro de la derecha, donde hay tres formaciones que se disputan el liderazgo y bien convendría saber quién es el líder de las tres”, ha explicado José Luis Ábalos.

Sí, es un discurso eficaz. Sin embargo, hay que recordarle al PSOE que incluso Rajoy, el mismísimo rey del plasma, debatió con Sánchez cuando las encuestas pronosticaban un fulgurante ascenso de Podemos y cuando se puso de moda la palabra 'sorpasso'. Ese jugueteo con eso de que no se sabe quién es el líder de la corriente contraria es fácil y tentador, pero al mismo tiempo suena a excusa barata. Además, pone en evidencia el lamentable doble rasero del que hacen gala siempre los políticos. Porque, en aquel cara a cara entre Sánchez y Rajoy, el líder del PSOE le espetó: “Usted no habla con los españoles. Usted no rinde cuentas ante los españoles. A usted le conocen coloquialmente como el del plasma. En situaciones graves, se ha parapetado detrás del plasma”.

Dos colchones después, después, el actual presidente del Gobierno habla más bien poco con los españoles. Poca rueda de prensa, poca pregunta, poca respuesta y apariciones muy limitadas en medios de comunicación,apariciones muy limitadas en medios de comunicación, ahora que se acercan las elecciones. Pero, además, Ábalos, para explicar sus dudas con los debates, ha advertido de que “el tono de la oposición parece anunciar un torrente de descalificaciones”, en alusión sobre todo a Casado, que va a llegar a la pegada de carteles sin adjetivos.

Hombre, habría que recordarle a Ábalos que fue su candidato el que avinagró el cara a cara con el líder del PP, tildándole de indecente y deshonesto en la parte dedicada a la corrupción, cuando sobre él no pesaba ninguna acusación de las múltiples que se repartían por los juzgados. El último CIS, como era previsible, ha sido muy bueno para el PSOE. Puede pasar dos cosas: que Sánchez siga con el perfil bajo para no cometer errores antes del 28-A o que se confíe y decida ir a todos los debates. Estaría bien que tuviera en cuenta lo que él mismo escribió en Twitter cuando Rajoy delegó su representación, en la cita de Atresmedia, en la exvicepresidenta, Sáenz de Santamaría: “Rajoy desprecia la democracia y desprecia a los españoles por no presentarse a los debates. No merece ser presidente del Gobierno”. Fin de la cita.