Pequeño observatorio

Los tiempos de saber y de estar

Ser orgulloso no es lo mismo que estarlo. Siempre conviene respetar la diferencia

En la curiosa ceremonia, que atrajo a decenas de personas. / XAVIER JUBIERRE

He leído una carta en EL PERIÓDICO firmada por Olga Anter y enviada desde Sant Cugat del Vallès. Explica un hecho tan interesante como lamentable. Se trata del abuso sexual dentro del ámbito religioso. Otro.

Esto ha provocado -otro- escándalo porque afectaba el comportamiento de otro religioso. Pero dejo los detalles, que en buena parte ignoro. El propósito, dice Olga, es conseguir erradicar el mal. Y esta es la inmediata tarea. Claro. Pero no debemos olvidar que hay miles y miles de sacerdotes que trabajan admirablemente como es debido.

Es muy acertada la frase del papa Francisco: "Hace más ruido un árbol que cae que un bosque que crece". Qué imagen más enfática, que puede interpretarse como un arma de defensa de nosotros mismos.

Y es que esta frase del Papa es aplicable a la vida cotidiana de todos. Hay humanos que podemos ser, en la vida, un árbol solitario y orgulloso que busca la manera de hacer sombra a todo el mundo, de lucir una fuerza o una inteligencia, y conseguir una esplendorosa victoria.

Pero el orgullo no siempre es una cualidad o un sentimiento inofensivo. El orgullo tiene cara y cruz. Miquel Pairolí escribió un interesante texto sobre el orgullo y termina diciendo: "La dignidad construye la personalidad como el orgullo tiende a destruirla. Se procurará abolirlo. Sin el punzón aguzado del orgullo se vive mas descargado y libre, mejor. Nadie os debe nada y esto da paz".

Y Musset afirmó que el orgullo es un consejero fatal para los seres humanos. Me parece que los personajes famosos tienden a generalizar. A mí me parece natural que un padre esté orgulloso de un éxito del su hijo.

Ser orgulloso no es lo mismo que estar orgulloso. Siempre conviene respetar la diferencia. Ser y estar. Yo soy un viejo que hoy está contento.