Las patrullas con las que el Ayuntamiento de Santa Coloma de Gramenet ha recuperado la figura del sereno han empezado a hacer sus rondas este fin de semana. Su objetivo, expresado por la alcaldesa Núria Parlón cuando presentó la iniciativa, es “paliar la sensación de inseguridad e incivismo”.
La experiencia dirá si se consiguen evitar las contradicciones inherentes a una experiencia híbrida, a medio camino entre otros cuerpos auxiliares de seguridad pública, las funciones de los vigilantes privados y la figura de los agentes cívicos, que cubre funciones de apoyo al ciudadano y de integración laboral de colectivos con problemas de desempleo.
La iniciativa parte de la impotencia de las administraciones para revertir la falta de presencia en la calle de los cuerpos policiales, en cuadro después de los años de recortes. La respuesta debería ser otra, recuperar las dotaciones necesarias para garantizar un servicio suficiente. Por otro lado, los ‘neoserenos’ resultan una alternativa constructiva a las inquietudes frente a la inseguridad que, sin respuesta política, se expresan en las encuestas, en la organización de patrullas ciudadanas o, peor, en brotes de intolerancia que la extrema derecha está dispuesta a alimentar y capitalizar. El discurso de la seguridad no debe ser dejado en sus manos, y las preocupaciones de los vecinos deben ser reconocidas y encontrar respuestas también desde posiciones políticas que tradicionalmente no se han sentido cómodas en este terreno.