Editorial

Vía libre al tranvía

Sería deseable que el proyecto de unir el Trambaix y el Trambesòs no sea utilizado con fines electoralistas en una campaña que se prevé de alto voltaje

Foto de familia de defensores del tranvía con concejales de los partidos a favor del proyecto.  / JOAN CORTADELLAS

El proyecto de unir el tranvía por la Diagonal ha superado el primer gran bloqueo político. El apoyo final de ERC ha venido a sumarse al acuerdo que el PSC y Barcelona en Comú ya alcanzaron en abril y, con el respaldo de la CUP y los dos concejales no adscritos, Gerard Ardanuy y Joan Josep Puigcorbé, han hecho posible su aprobación en el pleno del ayuntamiento.

Según lo acordado, la conexión se empezará por el tramo comprendido entre Glòries y Verdaguer, dejando para una segunda fase el resto del recorrido hasta cubrir los 3,8 kilómetros en línea recta que unirán el Trambaix y el TrambesòsTrambaixTrambesòs, entre las Glòries y Francesc Macià. Ahora, junto con la Autoritat del Transport Metropolità (ATM) y la Generalitat, se deberá impulsar definitivamente el proyecto y establecer un calendario, así como concretar un convenio de colaboración. Es voluntad del Ayuntamiento de Barcelona que "la inversión pública no revierta en beneficios privados".

Aún son varios los pasos a completar para que el tranvía sea una realidad pero, sin duda, su aprobación en el ayuntamiento es un primer e imprescindible requisito para un proyecto de vital importancia para la Gran Barcelona. Las necesidades y las soluciones de la ciudad ya hace décadas que se extienden más allá de su término municipal y resulta imprescindible diseñar respuestas que tengan en cuenta el conjunto de su área metropolitana. El tranvía es la concreción de esa realidad y la gran infraestructura que permitirá unir los dos extremos de la ciudad metropolitana, del Besòs al Llobregat, de un modo fluido, pacificador del tráfico y limpio.

Este acuerdo también es significativo por los firmantes. Todas las fuerzas de izquierda, de las más variadas sensibilidades, han sido capaces de aunarse para dar respuesta a una necesidad que sí genera consenso en la mayoría de la ciudadanía. Resulta de especial importancia la evolución del voto del ERC y es de celebrar que haya hecho posible repetir una alianza que, históricamente, ha generado los grandes avances de Barcelona. A cuatro meses de las elecciones municipales y en un ambiente altamente politizado y polarizado, sería deseable que el tranvía no se convirtiera en una arma arrojadiza más de una contienda electoral que se prevé de alto voltaje. Son muchos los retos a los que se enfrenta la ciudad y Barcelona se merece un debate sereno y en profundidad.