Qué maravilla son las palabras, que nos ayudan a decir cosas muy y muy diversas utilizando solo unas pocas letras. La práctica nos demuestra que una de las más importantes es la letra a. Hablar, pasar, pagar, rapar... "Y está claro que le paga su paga, papá". La letra p acompaña a una a y multiplica su expansión: palo, paso, palmo, pala... Algo que en catalán se acrecenta: una delicada 'papallona' y una rotunda 'patacada'.
El lector que haya seguido estas muestras lingüísticas verá clara una demostración de la inmensa riqueza que contiene una lengua. Cuánta complejidad y cuánta capacidad creativa. Atención, en el Génesis se puede leer esto: "En aquel tiempo había una sola lengua". Yo soy un ignorante de la historia y no sé cómo se produce esta evolución tan extraordinaria de los lenguajes y, ni que decir tiene, de la aparición de los diccionarios.
Una afirmación profética del poeta Horacio me deja sorprendido: "Renacerán muchas palabras que han caído en desuso, y aparecerán otras que se utilizarán a lo grande". Aquella afirmación tan lejana parece una predicción que se confirmaría hoy. Y aquí entra en juego una observación o una predicción que, vista en la actualidad, parece prodigiosa. Es la vitalidad de las nuevas costumbres. ¿Quién podría prever la aparición de nuevas modas y nuevos lenguajes?
Mi larga vida me ha permitido comprobar la evolución de las costumbres. También los tics han impuesto modas y cambios. Un día yo comentaba con una amiga unos proyectos y en un momento determinado ella dijo, satisfecha: "Esto mola". ¿Me permiten un poco de humor? A mí me interesa mucho saber que existe el verbo 'molar'. Reconozco que a mí me mola mucho escuchar un disco de jazz, sobre todo en una vieja gramola.