Editorial

Operación de pura supervivencia de May

La gira europea de la primera ministra tras tener que aplazar la votación del 'brexit' refleja su debilidad y no aleja la espada de Damocles sobre su cabeza

La cancillera alemana Angela Merkel (derecha) saluda a la primera ministra británica, Theresa May, en Berlín. / JOHN MACDOUGALL (AFP)

La gira de Theresa May por varias capitales europeas en busca de aliados para renegociar el acuerdo de salida del Reino Unido de la Unión Europea refleja la gran debilidad de la primera ministra después de que el lunes aplazara la votación sobre el 'brexit' que debía haberse realizado este martes. De haber mantenido el voto en la Cámara de los Comunes May lo hubiera perdido, con lo que el 'brexit', el Gobierno y el liderazgo del Partido Conservador, hubieran entrado en una dimensión desconocida, pero con una víctima conocida, es decir, la primera ministra.

Esta debilidad solo contribuye a fortalecer a sus correligionarios revoltosos y no aleja la espada de Damocles que se balancea sobre su cabeza. Todo lo contrario. BruselasBerlín y La Hayya le han dicho que el acuerdo no se tocael acuerdo no se toca. Su estratagema de apurar el tiempo hasta el 21 de enero, el día límite en que debería producirse la votación en los Comunes, en busca de algún retoque cosmético revela una operación de pura supervivencia política y personal que Europa no debe aceptar. May sabe que su futuro y el del 'brexit' lo decidirán el Parlamento británico. Por ello ha intentado desde el primer día cortocircuitar cualquier decisión de Westminster sabiendo que serían los suyos quienes le darían la espalda, pero aquella vetusta y muy digna institución representativa de los británicos es la que tendrá la última palabra en una cuestión de la que nadie, ni ellos, ni el resto de los europeos saldremos bien parados.