Que el lector no crea, si lee este artículo, que yo soy una persona culta que leo textos griegos y romanos. Me he limitado a interesarme por algunas etimologías que tienen sus raíces en tiempos antiguos. En el Génesis se puede leer esto: "En aquel tiempo había una sola lengua".

Soy un ignorante que no sabe cómo se produjo esta extraordinaria evolución de los lenguajes, y no hace falta decirlo, la aparición de los diccionarios, que resultan tan útiles en nuestro tiempo. Descubro un texto del poeta romano Horacio, que me deja sorprendido: "Renacerán muchas palabras que han caído en desuso y desaparecerán otras que será utilizadas con honor".

Esta sentencia parece una predicción que tiende a confirmarse. Y aquí entra en juego un hecho que los antiguos no podían prever: la moda, y no solamente en el vestuario sino también en el uso del lenguaje.

Mi larga vida me ha permitido comprobar la evolución de las costumbres, tanto en el ámbito de las relaciones personales como en el ámbito social. No ha sido necesario que pasaran siglos. El proceso de la evolución es un proceso que no para de acelerarse, y aunque no todos los cambios sean visibles, algunos de ellos ya se apoderan de los años.

Un día comentaba un proyecto con una amiga y en un momento determinado me comentó, satisfecha: "eso que dices 'mola'". ¿Es que existe el verbo 'molar'? A mí, lo que me 'mola' es escuchar un disco de jazz, en una vieja gramola mientras el tiempo va pasando.

Pero conozco esa canción inglesa que dice: "Recuerda siempre esto, un beso es un beso, un suspiro es un suspiro... Lo que es importante solo dura un instante".