Dos miradas

Bellas locutoras

El uso del español es "paupérrimo y zarrapastroso", según los doctores de la RAE, tanto como su comportamiento moral y el machismo y la carcunda que anida en el seno de la institución

Francisco Javier Pérez, Darío Villanueva, Víctor García de la Concha  y Ana Rosa Semprún. / EFE / CHEMA MOYA

Estoy de acuerdo con lo que decía este martes mi compañera de Mirada: no hay nada casual, el lenguaje es ideologíael lenguaje es ideología. Yo añadiría un 'también', porque el lenguaje es un conjunto de reglas que sirven para codificar, para entendernos. Por eso discrepo en cuanto a la necesidad de utilizar 'todos' y 'todas', o un signo nuevo '@' para ahuyentar la marca genérica del masculino. La RAE, en este nuevo 'Libro de estilo de la lengua española', considera que, "desde un punto de vista lingüístico, no hay razón para pensar que este género gramatical excluye a las mujeres". Es el eterno debate entre género y sexo, y yo soy de los que piensan que son tan diferentes como el mundo y su representación.

El problema es más de fondo, porque la carcunda, en el seno de la RAE, eso sí, es una marca de fábrica. Darío Villanueva, el director, afirma que acepta el desdoblamiento cuando sea "una muestra de cortesía al empezar un discurso". ¿Cortesía? Es decir, indulgencia, supremacía, caridad revestida de buena educación. Machismo en estado puro. Hablando de la pronunciación y la fonética, el director honorario, Víctor García de la Concha, ha declarado: "Todos los días quedo fastidiado con las bellas locutoras que no siguen ningún orden en la entonación". ¿Bellas? ¿Locutoras? ¿Acaso ellos no dañan la lengua como sus compañeras? El uso del español es, según los doctores, "paupérrimo y zarrapastroso". Tanto como su comportamiento moral.